Friday, September 29, 2006

S. S. A.

Callaron los perros sus estridentes ladridos para dar paso a mis insípidas palabras,
y dejar que la agonía se cebase en mis recuerdos una vez más.
Han arrancado de mi cielo los añiles que me ocultaban la negra tormenta que ahora escribe en el papel,
y dejarán que mi alma regrese de nuevo a descansar en el jardín de espino.
Frases inacabadas, miradas que se pierden y pensamientos que mudan su piel para evadir a la riqueza y estancarse en una brutal miseria ansiosa por ver mi caída.
¡Así no puedo! Siento ganas de saltar y estrellar mi vientre en la bajada, sacudir al mundo mis deseos de caminar desnudo mancillando mis entrañas y las de mis enemigos.
Trataré de tapar tu desnudez con la mía y reventaré, reventaré las ganas, mis ojos se enrojecerán como amapolas y tus caderas saldrán de la desidia para dejarse partir en dos por mis caricias. Y al terminar otra vez mis perros y los añiles volverán a ser los mismos y llorarán al bufón que habita en mi garganta...

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